sábado, 25 de mayo de 2013

Morābiṭūn. Parte 1. ¿Quiénes eran y quiénes son actualente los morābiṭūn?

Debido a la extensión de este artículo, y para facilitar al lector la comprensión del mismo, he decidido dividir el artículo en dos partes, cada una correspondiente a su período cronológico.

¿Quiénes eran y quiénes son actualente los morābiṭūn?

Punto 1: Quiénes eran.

En sus orígenes, término morābiṭūn (cuya raíz proviene de  ribaṭ, ربط, cuyo significado puede variar entre los de "enlace, unión, lugar de reunión u hospedaje, e incluso hotel, así como barrio" y otras acepciones relacionadas con la unión de gentes en una causa o lugar, similar a la raíz جمع), y hacía referencia a un grupo social formado por bereberes (morābiṭūn), que desencantados por las diferencias sociales provocadas por los diversos califatos y el abuso de poder de éstos, decidieron separarse de otras comunidades que gozaban del privilegio califal.

Recordemos, que la legitimidad y "preferencia" sobre quien es el mejor capacitado para ser elegido califa siempre ha sido para aquellos que pertenecían a familias descendientes del Profeta Mahoma por el simple hecho de llevar "sangre árabe", algo así como la "sangre azul" de los reyes cristianos. Recordemos también que aunque un tópico muy común respecto a la diferencia entre sunníes y šiʿíes, es que los sunníes aceptan al rey "mejor preparado" (como dicen hacer también los jariŷíes), o que haya sido elegido por el "dedazo" de Mahoma, mientras que los šiʿíes sólo aceptan a descendientes de Mahoma como gobernantes.

Pero, ¿Es esto realmente cierto?, ¿Acaso el actual rey de Marruecos, Muḥammad VI, así como su padre Hasan II no han dicho ser descendientes directos de la familia de Mahoma? (véase el origen de la dinastía alauí) ¿O acaso el rey Faḥd de Arabia Saudí, así como su antecesor el rey Faiṣal, no afirmaban ser descendientes directos de Mahoma? ¿Entonces dónde está la supuesta legitimidad "democráctica" en lugar de la "monárquica" para justificar que el rey de Marruecos gobierne y que esta "legitimidad" le otorgue el derecho de "comendador de los creyentes" para cometer genocidios como el que ocurrió en Sahara hace apenas tres veranos mientras la ONU mantenía la boca cerrada como una vil alcahueta? Así podríamos poner una larga lista de ejemplos de reyes de países sunníes que legitiman su poder en la pertenencia a una raza mahometana, así como una larga lista de califas y emires de al-Andalus que legitimaron su poder en pertenecer a la raza "elegida mahometana" (y no se entienda mal el término, pues con "mahometano" no quiero decir que adoremos a Mahoma, -pues adorar, lo que es adorar, sólo debemos adorar a Alá-, sino que me refiero a que descienden de Mahoma).

Sin embargo, en los países šiʿíes (y previamente quiero decir con esto que no les estoy defendiendo para nada en absoluto, pues han cometido atrocidades tan deleznables como las de algunos países sunníes o incluso peores) ¿Acaso el Ayyat-u-Llah Jomeini y Jamenei han sido descendientes de Mahoma? Como mucho, habrán sido descendientes de Alí y sus mujeres, y excepto en el caso de que fueran "fatimíes", no llevarían sangre ninguna de Mahoma pues Alí era primo, yerno e hijo "adoptivo" de Mahoma. Pero no llevaba su sangre. ¿O acaso el presidente Maḥmūd Aḥmadineyya es descendiente de Mahoma?
Mas bien no, por lo cual creo que todo es un tópico, una gran mentira predicada por la ortodoxia sunní para justificar que "ellos son la rama democrática del Islam" mientras que el šiʿísmo basa su poder hegemónico en la superioridad racial de unos sobre otros, cuando en realidad es todo lo contrario.
Y con esto, reitero, que no pretendo darle la razón a ningún šiʿí porque ellos también han cometido barbaridades igual que hemos hecho todas las naciones del mundo, y si no mirad en lo que se ha convertido Irán desde la supuesta "revolución" de 1979, que más bien parece haberse convertido en una "involución", y que parece seguir exactamente los mismos pasos de lo que ocurrirá brevemente en el Egipto "post-revolucionario".

Posiblemente el único gobernante "elegido" (entre comillas, porque no llegó al poder democráticamente sino mediante la revolución socialista-verde, la Ŷamāhīriyya) que no tenía sangre árabe (o de Mahoma, aunque él se considerase "africano-fāṭimí"), fue Mu‘ammar al-Qaḏḏāfī, y ya se encargaron los propios musulmanes de quitárselo de en medio, con la incitación propagandística que no obedecía sino a los propios intereses de la realeza saudí. Y con esto tampoco quiero defender los delirios de un dictador autócrata como los otros muchos que hay por el mundo entero, pero esperemos que Libia no siga por los mismos derroteros que ha seguido Egipto desde su revolución.


Vistas estas condiciones para basar la legitimidad de los gobernantes según su origen racial, retomamos el asunto de los  morābiṭūn. Estas preferencias de los "unos" sobre los "otros, provocaron una profunda división entre los bereberes del Oeste africano y los beduínos saʿada de la frontera entre el Este de Libia y el Oeste de Egipto (y dicho sea de paso, los árabes se limitaron a usar a los bereberes como "carne de cañón", es decir, colocarlos en la primera línea de batalla para que fueran los primeros en caer). De hecho, el significado de ambas palabras, podría traducirse como "morābiṭūn", "reunidos o aúnados [en contra de una injusticia común] y "saʿada", "felices" debido a los privilegios que el califato les otorgaba debido a su raza, más cercana a la del Profeta Mahoma, entre otras cosas, por que siempre consideraron como "benditas" las costumbres de los habitantes del desierto, lugar idóneo para la meditación con Dios, al igual que hacían los patriarcas bíblicos que renunciaban a la vida en grandes ciudades por considerarlas nidos de corrupción y obscenas sodomías.

Otra causa de la discriminación que sufrieron los morābiṭūn o bereberes, incluso después de haberse connvertido al Islam, fueron las acusaciones de que antiguamente habían sido adoradores de dioses paganos (es decir, habían ejercido el širk, eran mušrikūun), y tal como afirma el Sagrado Corán en la segunda Sura, de la Vaca, en la aleya 191, "tentar [a los fieles con idolatría o incredulidad] es más grave que asesinarles". Más adelante, en la segunda parte del artículo veremos esta aleya mediante varias traducciones para que no quepa lugar a dudas.
Estos casos de discriminación religiosa, han sido frecuentes en muchas sociedades islámicas desde la aparición del Islam hasta hoy, y por poner solo dos ejemplos, podríamos mencionar el triste asesinato de la bella bereber Kāhina (o por su nombre real, "La Reina Dīhiyā bint Tābana", que vivió entre el 585 y el 712 d.C., y digo nombre real, porque el mote de "Kāhina" se lo pusieron sus propios enemigos, los musulmanes, y significa "bruja" o "sacerdotisa", misma raíz que el apellido Cohen hebreo), o las recientes destrucciones de estatuas del Buda en Afghanistán.

Una posible etimología a la palabra "moro",que actualmente se tiene por despectiva y parece que el simple hecho de nombrarla es razón suficiente para condenar al ostracismo a quien la menciona. Y en lo que respecta a quien escribe estas líneas, yo mismo he tenido ocasión de comprobar como amistades mías se llaman entre ellos "moros", sin que ello suponga ningún insulto ni discriminación, e incluso se sienten orgullosos de serlo, ya que lo más normal del mundo es que uno se sienta orgulloso de sus orígenes.
Pero en un pasado no muy lejano, no existía esa "incorrección política" por usar la palabra "moro", tal como nos muestra el romance medieval del moro Abenámar (en el que no se habla mal de los moros, sino que de hecho se habla bien de ellos), y que más tarde popularizaría de nuevo nuestro querido Juan Ramón Jiménez: 


¡Abenámar, Abenámar,

moro de la morería,

el día que tu naciste

grandes señales había!

Estaba la mar en calma,
la Luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.

Siempre se ha dicho que la palabra "moro" podría venir del nombre que se usaba en el Antiguo Imperio Romano para designar a las gentes del Norte de África, llamada por entonces "Mauritania", vocablo procedente de una etimología latina que significa "Marrón", y de hecho la similitud con tal palabra se mantiene en el castellano actual. Y esto, es cierto, pero también puede tener otro origen.

Esa otra posible acepción de la palabra "moro", y que no tiene porque ser contradictoria a la anterior, sino que sea una suma de ambas y resultado del proceso evolutivo del estrato lingüístico de los pueblos, es muy probable que provenga del propio término morābiṭ, un término que los propios árabes (originarios de la península arábiga y del próximo oriente, de pieles blancas igual que los indo-iranios), inventaron para discriminar a los "malvados politeístas del occidente africano", de pieles negras.

Curiosamente, la historia, o mejor dicho, Alá, devuelve a cada uno lo que se merece. Y si ellos inventaron una vez éste término, el de "moro", para criticar a los bereberes por su religión ancestral  tan digna como fue la de los fenicios, o para criticar el color de la piel de los norteafricanos, actualmente este término, "moro", ha pasado a usarse para todos los árabes y musulmanes, incluídos los de Arabia Saudí (quienes dicho sea de paso, son bastante intolerantes con los países del Norte de África porque "no son capaces de hablar la lengua de Alá" y tienen que usar dialectos, y según los propios saudíes, jamás podrán ir al "paraíso" por no poder entender la lengua sagrada de Alá.

Es por ello, que quien siembra vientos, recoge tempestades.

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